jueves, 21 de febrero de 2013

El hedonismo de Epicuro (teorías éticas)

  

Ya los antiguos habían reflexionado sobre (aquellas que producen placer y felicidad). Ciertamente, muchos consideraron la obtención del placer como el fin último, el bien supremo de nuestros actos y por ello fueron llamados hedonistes (hedoné, en griego, significa 'placer') pero hubo distintas matizaciones a esta afirmación. podemos distinguir dos grandes grupos de hedonismo: los cirenaicos y los epicúreos.



Pensaba que la esencia de la vida moral es el bien deleitable y lo que hay que evitar es el dolor.
La ética hedonista de Epicuro tiende a guiar al ser humano para que alcance la serenidad máxima.



Su fundador,Epicuro de Samos(341-270 a.C.).El placer consiste mas en la tranquilidad,en la ausencia del dolor,que en una sensacion positiva provienente de una agitacion del cuerpo o del espiritu.
     Se distinguen dos placeres:
      Placer estatico : El estado de tranquilidad,sin ninguna clase de dolor.
      Placer cinetico : Consiste en un movimiento o variacion de estado.
Para Epicuro hay que distinguir entre el orden de la naturaleza y los deseos desorbitados.
Los epicureos consideraban placeres muy importantes de tipo intelectual.
Le basta con satisfacer sus necesidades materiales mas indispensables y no considera placer la fama y el éxito personal. 

Hay que perseguir el autentico placer,el estatico,que es el estado natural de equilibrio,de calma.Al placer estatico del cuerpo lo llamaban estado de aponia y al placer del espiritu,la ataraxia.Y la autarquia,el ser dueño de uno mismo.
Los epicureos distinguian varias clases de deseos :
a)Los naturales y necesarias
b)Los naturales e innecesarios.
c)Los no naturales y no necesarios

Los primeros eliminan las molestias y el dolor,y por tanto producen placer estático,hay que satisfacerlas.Los segundos producen placeres cinéticos,pero debido al peligro de dolor que conllevan,deben evitarse,aunque no siempre.Los últimos deben evitarse siempre, puesto que a la larga producen más dolor que placer.

En cambio, los placeres del alma, como la sabiduría y la auténtica amistad, son placeres más tranquilos que los corporales y no producen dolores. Son, por tanto, siempre deseables. De este modo se consigue el ideal del sabio que es la autarquía, es decir, ser dueño de sí mismo.


 

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